jueves, 5 de marzo de 2009

Ejercicio para publicación en el blog

Ejercicio para publicación en el blog

Lea con atención el pasaje de batalla de las páginas 10-11 de Valtario reproducido en el blog y busque un texto que le parezca tenga similitudes. Las semejanzas pueden ser de estilo, de imágenes, de forma, de tema, de cualquier aspecto que le recuerde otra lectura anterior. Deben enviar el texto escogido (los párrafos o frases seleccionadas) a la dirección del curso poetasdecorteydemercado@gmail.com o bien si ya ha sido dado de alta como autor publicarlo directamente en el blog. El texto escogido o reproducido no tiene que ser medieval, puede ser incluso hasta contemporáneo. Ud. es libre, pero debe justificar (aunque sea mínimamente su elección)

23 comentarios:

  1. Comparación entre El cantar de Valtario y la Ilíada:

    Las semejanzas que existen entre el pasaje de batalla en El cantar de Valtario y el Canto XXI de la Ilíada son numerosas. El principal aspecto es la exaltación del héroe como guerrero invencible, que es temido por sus enemigos al punto de hacerlos temblar y los ataca con ferocidad, destrozando con sus armas a los que luchan, a los vencidos, a los que se rindieron...en fin, sin dejar sobrevivientes. Los pasajes a comparar son los siguientes:

    "Aquiles, vástago de Zeus, dejó su lanza arrimada a un tamariz de la orilla; saltó al río, cual si fuese una deidad, con solo la espada y meditando en su corazón acciones crueles, y comenzó a herir a diestro y a siniestro: al punto levantóse un horrible clamoreo de los que recibían los golpes, y el agua bermejeó con la sangre. Como los peces huyen del ingente delfín, y, temerosos, llenan los senos del hondo puerto, porque aquél devora a cuantos coge; de la misma manera, los teucros iban por la impetuosa corriente del río y se refugiaban, temblando, debajo de las rocas. Cuando Aquileo tuvo las manos cansadas de matar, cogió vivos, dentro del río, a doce mancebos para inmolarlos más tarde en expiación de la muerte de Patroclo Menetíada. Sacólos atónitos como cervatos, les ató las manos por detrás con las correas bien cortadas que llevaban en las flexibles túnicas y encargó a los amigos que los condujeran a las cóncavas naves. Y el héroe acometió de nuevo a los teucros, para hacer en ellos gran destrozo." (La Ilíada - Canto XXI)

    "Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida a quien le sale al paso y abriéndose camino con la espada. Los enemigos, al verlo sembrar tanta matanza, estaban aterrorizados, como si él se hubiese materializado la propia muerte; y adondequiera se dirigía, ya a la derecha, ya a la izquierda, huían todos de él a rienda suelta, con los escudos a la espalda. Entonces, imitando a su caudillo, el imponente ejército de Panonia ataca con fiereza e incrementa la mortandad a fuerza de coraje, abatiendo a cuantos oponen resistencia y aniquilando a los fugitivos, hasta obtener un triunfo completo en la batalla." (El cantar de Valtario. Pg 10-11)

    Incluso puede apreciarse que tanto Aquiles como Valtario, se muestran sobrehumanos en el campo de batalla, y gracias a ellos es que sus hombres se llenan de valor para arriesgar sus vidas en la pelea.

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  3. Al leer el texto sobre Valtario, al igual que Daniela Olivero, pensé en Aquiles y el comentado canto de la "Ilíada". Aunque también se pueden observar semejanzas con algunos fragmentos del "Cantar del Cid" español, o hasta un hermano francés con Roland y su "Chanson".
    En Occidente, los héroes de los grandes y pequeños cánticos tienen el albur de ser magnánimos, pero imperfectos; toda una línea heroica, y a su vez trágica, contienen estos seres, y la gloria del héroe es la materia prima del "Cantar" de turno.

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  4. "...El dardo de fresno y el de madera de cerezo se confunden en uno y brillan sus puntas en el aire como si fuesen rayos. Con la misma densidad con que la nieve cae cuando sopla el cierzo, así descienden las crueles flechas sobre uno y otro bando. Después, al agotarse las armas arrojadizas, empuñan todos las espadas, desenvainando las fulmíneas hojas y embrazando los escudos. Chocan, en fin, las filas y se renueva la batalla. Quiébranse pechos contra pechos de caballos en el encuentro y muchos combatientes sucumben en el duro topar de los escudos. Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida a quien le sale al paso y abriéndose camino con la espada. Los enemigos, al verlo sembrar tanta matanza, estaban aterrorizados, como si él se hubiese materializado la propia muerte; y adondequiera se dirigía, ya a la derecha, ya a la izquierda, huían todos de él a rienda suelta, con los escudos a la espalda. Entonces, imitando a su caudillo, el imponente ejército de Panonia ataca con fiereza e incrementa la mortandad a fuerza de coraje, abatiendo a cuantos oponen resistencia y aniquilando a los fugitivos, hasta obtener un triunfo completo en la batalla. Acto seguido, se arrojan sobre los cadáveres y los despojan por entero. Finalmente Valtario hace sonar el cóncavo cuerno para reunir a sus hombres y es el primero en coronarse la frente con la festiva fronda, ciñéndose las sienes en presencia de todos con el victorioso laurel; tras él lo hacen los portaestandartes y, después de ellos, el resto de los combatientes."
    Estoy completamente de acuerdo con los comentarios anteriores. Valtario es ese héroe casi inhumano heredado de las epopeyas griegas clásicas que, al igual que Aquiles o Ulises, logra sobrevivir a las situaciones más adversas con valentía y astucia. Estas virtudes convertían al héroe en un ejemplo a seguir para el pueblo que los respetaba y admiraba profundamente; en el caso de Valtario, este se convierte en figura ejemplar para los guerreros hunos que imitan su fuerza y valentía para derrotar al enemigo en el campo de batalla.
    Por otro lado, es muy interesante la forma en la cual se modifican con singular peculiaridad la forma de narrar los sucesos épicos. En Valtario se conserva lo lírico propio de la epopeya clásica, sin embargo se convierte en un texto más prosaico rico en metáforas y con un lenguaje más sencillo al de la épica de Homero.
    Teniendo en cuenta estos aspectos podría comparar este fragmento de EL CANTAR DE VALTARIO con MI DELIRIO SOBRE EL CHIMBORAZO de Simón Bolívar. Prosa empapada de lírica, referente al héroe que lucha aún en las situaciones más adversas y es admirado por sus virtudes y glorias. En estás líneas se recalcan el virtuosismo de ese “Valtario latinoamericano” de la edad moderna, que sin proponérselo, se convierte en icono del concepto de héroe épico importado de Occidente y en ejemplo a seguir para otros jefes militares que independizan varios países de Sur América.
    "Yo venía envuelto con el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las Aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del universo. Busque las huellas de La Condamine y de Humboldt; seguilas audaz, nada me detuvo. LLegué a la región glacial, el éter sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que pusieron las manos de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes.
    Yo me dije: este manto de Iris, que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales; ha surcado los ríos y los mares; ha subido sobre los hombres gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad..."

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  5. Rosmary Cruces

    Desde mi punto de vista en la “batalla de Valtario” tiene mucha similitud con el primer combate que aparece en “Ilíada”, en el canto IV; porque en ambas batallas generan una gran cantidad de imágenes y sentimientos que causan los dos combates al momento de leerlas, además se puede percibir el gran furor de los que combaten, la manera en que en describen los choques entre ambos ejércitos, los hombres, sus corazas y lanzas; y no se puede dejar de lado el derramamiento de sangre que se presentan tanto en la “batalla de Valtario” como en el “primer combate en Iíada”.También llama mucho la tensión la gran cantidad de metáforas o comparaciones que se realizan con la naturaleza. La 3era situación es que las dos batallas fueron las primeras y que ambos escritores hicieron un excelente trabajo en cuento a la pluralidad del momento.

    “Una vez a encontrarse llagaron entrambos ejércitos, los escudos, las lanzas y todo el valor de los hombres de broncíneas corazas armados, chocaron a un tiempo, y al chocar las convexas corazas se armó un alboroto. Simultaneo, se oyeron gemidos y gritos de triunfo: se moría y mataba, la sangre cubría la tierra. Igual que dos torrentes nacidos en altas montañas en un valle profundos reúnen sus aguas hirvientes despeñadas de cima excelsas por hondos barrancos, y, de lejos, escucha el pastor, desde el monte, el estruendo, eran tales los gritos y afán de los que combatían”

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  6. J. Leonardo Mendoza
    Usé como texto de referencia el primer capítulo de la obra Me llamo rojo, del Premio Nóbel de Literatura, el turco Orhan Pamuk. Quizá la comparación sea atrevida, pero, para mí, tiene sentido.
    ¿Por qué? El estilo narrativo, la forma de las descripciones y las metáforas tan sutiles como escurridizas. Más allá del fondo, que evidentemente resulta ser totalmente diferente, en su forma el fragmento en que está basada la asignación posee características similares a la forma de narrar de Pamuk, única en su estilo —de los que yo conozca—.
    Un estilo narrativo que quizá sólo haya leído en Jorge Luis Borges, más en específico en su cuento El inmortal, del libro de cuentos El Aleph.

    Nótese este fragmento de Valtario:

    "Acaba de ponerse en marcha y lo sigue todo el ejército. Después de haber estudiado a conciencia el teatro de la batalla, dispuso ordenadamente sus tropas sobre una dilatada planicie. Ya se encuentran unos y otros a la distancia de un tiro de venablo, preparados para el combate. Surge entonces de todas partes un intenso clamor que el viento difunde, y se mezcla con él la voz horrísona de las trompetas, y las lanzas vuelan de aquí y de allá oscureciendo el cielo."

    Ahora bien, si se revisa este fragmento de la obra de Pamuk el esquema de narrar es muy similar:

    "Mi única queja ahora no es que los dientes se me desprendan en la boca sanguinolenta como garbanzos tostados, ni que mi cara esté aplastada hasta haber quedado irreconocible, ni que me encuentre atascado en el fondo de un pozo, sino que todavía se piense que sigo vivo. Mi alma torturada sufre sabiendo que mis seres queridos piensan continuamente en mí, que suponen que estoy ocupado en algún rincón de Estambul con cualquier asunto estúpido, o incluso que ando detrás de alguna mujer. ¡Que encuentren mi cadáver cuanto antes, que se me recen los responsos, que se celebre mi funeral y que me entierren ya! ¡Y lo más importante, que encuentren a mi asesino! Quiero que sepáis que mientras no se encuentre a ese miserable esperaré retorciéndome inquieto en mi tumba por más que me entierren en la más suntuosa que exista y que os inocularé la incredulidad a todos. ¡Encontrad a ese hijo de puta que me asesinó y yo os contaré todo lo que hay en el otro mundo con pelos y señales! Pero es necesario que después de encontrarlo lo torturéis en una prensa y le rompáis ocho o diez huesos, preferiblemente las costillas, haciéndolos crujir lentamente, y que luego le arranquéis sus cabellos grasientos y repugnantes uno a uno, obligándole a gritar mientras le agujereáis la piel de la cabeza con esos pinchos que tienen los torturadores para este tipo de trabajos."
    (p. 21, Me llamo rojo, Orhan Pamuk, Edit. Punto de Lectura)

    Inclusive, si se revisa el cuento de Borges, la narración no sufre muchas diferencias:

    "Mis trabajos empezaron, he referido, en un jardín de Tebas. Toda esa noche no dormí, pues algo estaba combatiendo en mi corazón. Me levanté poco antes del alba; mis esclavos dormían, la Luna tenía el mismo color de la infinita arena. Un jinete rendido y ensangrentado venía del Oriente. A unos pasos de mí, rodó del caballo. Con una tenue voz insaciable me preguntó en latín el nombre del río que bañaba los muros de la ciudad. Le respndí que era el Egipto, que alimentan las lluvias. Otro es el río que persigo, replicó tristemente, el río secreto que purifica de la muerte a los hombres. Oscura sangre le manaba del pecho. Me dijo que su patria era una montaña que está del otro lado del Ganges y que en esa montaña era fama que si alguien caminara hasta el Occidente, donde se acaba el mundo, llegaría al río cuyas aguas dan la inmortalidad. Agregó que en la margen ulterior se eleva la Ciudad de los Inmortales, ricas en baluartes y anfiteatros y templos. Antes de la aurora murió, pero yo determiné descubrir la ciudad y su río. Interrogados por el verdugo, algunos prisioneros mauritanos confirmaron la relación del viajero; alguien recordó la llanura elísea, en el término de la tierra, donde la vida de los hombres es perdurable; alguien, las cumbres donde nace el Pactolo, cuyos moradores viven un siglo. En Roma, conversé con filósofos que sintieron que dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes. Ignoro si creí alguna vez en la Ciudad de los Inmortales: pienso que entonces me bastó la tarea de buscarla. Flavio, procónsul de Getulia, me entregó doscientos soldados para la empresa. También recluté mercenarios, que se dijeron conocedores de los caminos y que fueron los primeros en desertar."
    (p. 8-9, El Aleph, cuento: El inmortal, Jorge Luis Borges, Ed. Alianza)

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  7. Del Cantar de Valtario y La Ilíada de Homero.

    La figura de Valtario, se muestra como la del invencible guerrero, temerario señor que infunde pavor y actúa con astucia, evadiendo a la muerte, adoptando el mismo este papel. Muy bien se le puede comparar con los grandes héroes de la "Ilíada" de Homero, en especial con el valiente y orgulloso guerrero Aqueo: Aquiles, hombre de fuerza, velocidad y estilo de combate insuperable, que es seguido a ciegas por sus compañeros de guerra, tal y como podemos ver sucede con el ejército Huno que se halla a manos de Valtario.

    "Acaba de ponerse en marcha y lo sigue todo el ejército. Despues de haber estudiado a conciencia el teatro de la batalla, dispuso ordenadamente sus tropas sobre una dilata planicie. Ya se encuentran unos y otros a la distancia de un tiro de venablo, preparados para el combate." (El Cantar de Valtario. Pág. 10)

    Sin embargo no es este elemento el que deseo exaltar a la hora de comparar "El Cantar de Valtario" con "La Ilíada" de Homero, antes bien hemos de detenernos en observar la similitud en cuanto a las imágenes que se obtienen a partir de la descripción de los combates que tienen lugar. En ambos textos podemos apreciar un detallismo que raya en lo grotesco y lo crudo de los enfrentamientos de la guerra. De manera explícita, los autores de estas obras, se detienen en narrar con minuciosidad los horrores de una lucha cargada de heroísmo y de brutalidad, permitiéndonos así recrear casi con completa exactitud los escenarios.

    " Quiébranse pechos contra pechos de caballos en el encuentro y muchos combatientes sucumben en el duro topar de los escudos. Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida de quien le sale al paso y abriéndose camino con las espada. [...] Entonces, imitando a su caudillo, el imponente ejército de Panonia ataca con fiereza e incrementa la mortandad a fuerza de coraje, abatiendo a cuantos oponen resistencia y aniquilando a los fugitivos, hasta obtener un triunfo completo en la batalla." (El Cantar de Valtario. Pág. 10-11)

    " A Pilémenes, un nuevo Ares, mataron entonces, al gran jefe de los plagafones, guerreros magnánimos; Menelao el Atrida, el ilustre guerrero, al hallarlo frente a sí con la lanza lo hirió y le alcanzó la clavícula " (La Ilíada - Canto V)

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  8. César Vela envió:

    En el canto XVI de Ìliada se pueden encontrar diversas semejanzas con el Cantar del Valtario; por ser estos dos textos literarios y en los cuales descripciones al detalle de hèroes y su protagonismo en las batallas y al mismo tiempo narraciones de hechos violentos, las similutudes no dejan de presentarse al momento de comparar estas lecturas.
    "Los mirmidones seguían con armas y en buen orden al magnánimo Patroclo, hasta que alcanzaron a los troyanos y les arremetieron con grandes bríos, esparciéndose como las avispas que moran en el camino, cuando los muchachos, siguiendo su costumbre de molestarlas, las irritan y consiguen con su imprudencia que dañen a buen número de personas, pues, si algún caminante pasa por allí y sin querer las mueve, vuelan y defienden con ánimo valeroso a sus hijuelos; con un corazón y ánimo semejantes, se esparcieron los mirmidones desde las naves, y levantóse una gritería inmensa(...)
    "Patroclo fue el primero que tiró la reluciente lanza en medio de la pelea, allí donde más hombres se agitaban en confuso montón, junto a la nave del magnánimo Protesilao; e hirió a Pirecmes, que había conducido desde Amidón, sita en la ribera del Axio de ancha corriente, a los peonios, que combatían en carros: la lanza se clavó en el hombro derecho; el guerrero, dando un gemido, cayó de espaldas en el polvo, y los peonios compañeros suyos huyeron, porque Patroclo les infundió pavor al matar a su jefe, que tanto sobresalía en el combate. De este modo Patroclo los echó de los bajeles y apagó el ardiente fuego. La nave quedó allí medio quemada, los troyanos huyeron con gran alboroto, los dánaos se dispersaron por las cóncavas naves, y se produjo un gran tumulto." ( La Iliada Canto XVI)
    Como expuse anteriormente, la decripcion sencilla de hechos tan desenfrenados y violentos, con un protagonista al frente- en este ejemplo el heroe aqueo Patroclo- hace de el Cantar de Valtario y de la Iliada textos con una tematica practicamente similar.

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  9. Roland Suárez envió:

    El relato VALTARIO de Geraldo, es una historia de corta extensión y fácil lectura que envuelve al lector en el desenlace de los hechos, obligando así al espectador a devorar en pocos minutos el contenido de la obra. En este caso daré a conocer puntos en común con el poema LA ENEIDA de Virgilio, ya que este es un poema sumamente corto, que cuenta con apenas doce cantos, lo que ocurre de igual forma con Valtario. Dos textos que hacen uso de un lenguaje sencillo e inteligible, no utilizan mayor número de metáforas, por el contrario, son textos más directos y gracias a ello de fácil acceso para el público. Recrean ambos, las hazañas de hombres en el campo de batalla luchando cuerpo a cuerpo con el fin último de acabar con la vida del contrario. Para empezar realteré muy brevemente la historia de ambos relatos, primero, en LA ENEIDA, los personajes han perdido su hogar y buscan en Hesperia, actualmente conocida como Italia, un lugar para fundar una nueva ciudad, algo similar ocurre con Valtario, el cual ha sido desterrado de su tierra patria, debido al cumplimiento del pago de enormes tesoros y la entrega de rehenes, en consecuencia de la rendición de su pueblo ante el poderío de los hunos. En ellas se logra ver un combate enardecido donde solo un ejército saldrá victorioso, para ilustrar un poco la idea citaré unas líneas de VALTARIO: “el mando de la expedición le fue encomendado a Valtario. Pasa revista al ejército alineado y, luego fortalece el corazón de sus guerreros exhortándolos a tener siempre presentes en la memoria las victorias pretéritas y pronosticándoles, que derrotarán a esos rebeldes con su acostumbrado valor e impondrán el terror en tierra extranjera”. Aquí el líder del ejército alienta e incita a sus guerreros para iniciar la lucha contra el adversario, estableciendo una semejanza apuntaré un fragmento del canto IX de LA ENEIDA titulado Turno ataca a los troyanos: “fue rápido turno en aprestarse a la pelea, pues en todas partes se hallaba formando las tropas, dando instrucciones precisas para que funcionasen los carros de combate, las estopas para el fuego arrojadizo, las rampas de asalto”. Adentrándonos en ambos relatos, se dice que la lluvia de lanzas y flechas existente en el campo de batalla era tal, que se podía comparar con la nieve que cae en invierno, el viento llevaba de aquí allá un olor a sangre, a su vez, se lograban ver a los portaestandartes caminando con cuidado, atravesando el mar de cuerpos regados en el piso, llevando sus banderas, también se escuchan las trompetas sonar fuertemente avivando el sentimiento frenético que se había apoderado de la muchedumbre. Entre los ejércitos descollaba un guerrero, representación de la fuerza de ese pueblo, citando un trozo de VALTARIO: “Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida de quien le sale al paso y abriéndose camino con la espada. Los enemigos, al verlo sembrar tanta matanza, estaban aterrorizados, como si en él se hubiese materializado la muerte; y adondequiera se dirigía, ya a la derecha, ya a la izquierda, huían todos de él a rienda suelta, con las escudos en la espalda”. Así mismo ocurría en el canto X de LA ENEIDA titulado Continua la guerra, donde Eneas, furibundo, enfrenta en un combate desesperado, a los hombres del ejército enemigo, para enseñar con más detalle tal hecho colocare en las próximas líneas unos trozos del texto: “llegan a oídos de eneas noticias del gran desastre y de como los suyos se encuentran en peligro inminente de muerte. Sin perder un momento arremete cuanto tiene delante, furiosamente, buscando a turno, ensoberbecido con sus recientes triunfos”, “tales destrozos iba haciendo por el campo de batalla el capitán dardanio, embravecido cual torrente o cual negro torbellino, hasta que, por fin ,se lanzan de sus reales, en que inútilmente están sitiados, el mancebo ascanio, seguido de los jóvenes troyanos”. Dos historias fantásticas, donde ocurren múltiples acontecimientos, que despiertan un interés sobrehumano en el lector, relatos que pueden disfrutarse sin problemas. Historias llenas de imágenes que llevan un mensaje destinado a ciertos ámbitos de nuestra vida.

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  10. Sofía Salazar comentó:
    Profesor, encontré un fragmento en la "Ilíada" que me parece semejante a la última parte del que está publicado en el blog: narra la fuga de los soldados troyanos una vez que parte de la tropa cae en el foso del ejército aqueo. Como en el "Valtario", la narración gira alrededor de la figura de un héroe, en este caso, Patroclo, que incita a los griegos al ataque de los que huyen.

    1) "Como se va extendiendo una nube desde el Olimpo al cielo, después de un día sereno, cuando Zeus prepara una tempestad; así los teucros huyeron de las naves; dando gritos, y ya no fue con orden como repasaron el pozo (...) Patroclo iba adelante, exhortando vehementemente a los dánaos y pensando en causar daño a los teucros; los cuales, una vez puestos en desorden, llenaban todos los caminos huyendo con gran clamoreo; la polvareda llegaba a lo alto debajo de las nubes, y los solípedos caballos volvían a la ciudad desde las naves y las tiendas. Patroclo, donde veía más gente del pueblo desordenada, allí se encaminaba vociferando; los guerreros caían de cara debajo de los ejes de sus carros, y éstos volcaban con gran estruendo" Luis Segalá y Stalella (trad.) Clásicos inolvidables, Homero. 3ª ed. Argentina: Editorial El Ateneo, 1965.

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  11. Bueno, sin duda me pasa lo que a todos, por el tema que podemos reconocer en este texto me transporto fácilmente hasta la Ilíada. Pero, no vale repetir lo mismo que dijeron los demás...

    Así que pasando a una opinión más personal, me gustaría llevarlo al plano del cine y relacionarlo con algunas películas. Es ya casi un lugar común el de las batallas medievales en el cine norteamericano, pero esta -digamos- secuencia del Cantar de Valtario va más allá del lugar común en el sentido de que sabe hacer dos cosas con la palabra que a mi parecer son muy propias del lenguaje cinematográfico: una, provocar una atmósfera a partir de imágenes concretas, lo que sería igual a apelar al poder sintético y evocador de la imagen -más que la descripción literal del evento- y otra es generar como... ¿un ritmo bastante fluido de acciones? A ver, suena un poco raro, pero cuando comienza este fragmento del Cantar de Valtario se suceden una serie de imágenes que reflejan una espera, un peligro inminente una ansiedad, imágenes puntuales que señalan que todo está a punto de entremezclarse. Luego la batalla se inicia de una manera un tanto externa, fría, cuando se nos narra como se quiebran los pechos de los caballos unos contra otros (una especie de mirada imparcial, que no toma posiciones en la disputa). Sin embargo, luego nos enfocamos en Valtario y surge como un protagonista con una rapidez asombrosa, devolviéndole al transcurrir de las imágenes, al deshilvanar la narración, un sosiego. Me parece genial como en tan pocas líneas y de manera tan precisa se nos convierte a Valtario en un héroe. Ahondar más en los soldados o en el combate o en el paisaje hubiesen evitado que pasara lo que pasa en cuanto aparece Valtario: inmediata adquiere protagonismo, asume su primer plano.

    Intuitivamente lo relacione con la batalla principal de Brave Heart, pero quizás esté siendo muy superficial porque al fin y al cabo lo debo asociar más por la atmósfera y por la situación histórica (es decir, la época) que por razones de estilo. Así que a nivel narrativo me recuerda mucho a Akira Kurasawa, porque es esencial aquí la sencillez con la que se nos narra la batalla para darle magnitud al personaje de Valtario así como la confianza en la imagen simple. Esa simpleza, esa capacidad de síntesis que es tan precisa y le da una magnitud al personaje tan audaz, me remite al estilo de Kurasawa. Pienso en Rashomon, específicamente en el flujo de imágenes sencillas pero animadas que tiene esa película. Cuando en el Cantar se nos dice que las flechas caen como la nieve hay una clara intención retórica (imaginarse la multitud y velocidad de las flechas), que goza en la precisión y es por eso tan bella. No es para nada ampuloso, ni el Cantar ni Kurosawa (oriental al fin).

    Bueno, me gustaría haber pensado en un libro en vez de una película, pero ahora no se me ocurre.

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  12. La lectura de este pasaje me captura con una descripción detallada y muy bien lograda de la batalla que permite reproducir en mi mente la contienda. Obviando lo descarnada de la lucha, me envuelve esa fineza en las descripciones que pareciera que ante mis ojos se proyecta una película con las imágenes que se están esbozando en mi mente. Fueron estas primeras líneas la que produjeron en mi esta sensación que luego se prolongó a lo largo de todo el texto:

    “Después de haber estudiado a conciencia el teatro de la batalla, dispuso ordenadamente sus tropas sobre una dilatada planicie. Ya se encuentran unos y otros a la distancia de un tiro de venablo, preparados para el combate.”

    Ese mismo efecto causó en mi al leer los primeros párrafos de Las Olas, de Virginia Wolf, donde de igual manera el detalle del amanecer a la orilla del mar conduce al lector al lugar descrito.

    “El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente.”

    El resultado de esa descripción tan bien lograda permite disfrutar de una atmósfera de ruido ocasionada por la lucha descarnada que trajo a mi mente al leer este pequeño extracto del pasaje

    “Surge entonces de todas partes un intenso clamor que el viento difunde, y se mezcla con él la voz horrísona de las trompetas, y las lanzas vuelan de aquí y de allá oscureciendo el cielo.”

    Salvando las distancias, enfocándonos en el fragor de la lucha y el aupar de los guerreros hacia su líder se escucha el acto IV de la ópera Carmen cuando se produce el enfrentamiento entre los rivales amantes de la protagonista.

    Y finalmente el desenlace, donde la escena de los cuerpos destrozados y esparcidos por el campo de batalla trajo a mi mente el Guernica de Picasso, ícono antibélico y que definitivamente representa la proyección del resultado de cualquier enfrentamiento. El horror reflejado en esos rostros plasmados en el cuadro bien podría coincidir con la escena dejada en el terreno por Valtario al retirarse, junto a sus hombres, victorioso del campo de batalla.

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  13. La Ilíada. Canto XI Principalía de Agamenón.

    Encuentro gran similitud entre la batalla entre argivos y aqueos y la batalla descrita en el cantar de Valtario. Además, cuando se menciona que los combatientes veían a Valtario como si fuera la propia muerte ya que mataba a muchos guerreros, lo puedo comparar con la principalía de Agamenón donde sin duda alguna mata incontables troyanos.


    "...Cada cual mandó entonces a su auriga que tuviera dispuestos el carro y los corceles junto al foso; salieron todos a pie y armados, y levantóse inmenso viento antes que la aurora despuntara. Delante del foso ordenáronse los infantes, y a éstos siguieron de cerca los que combatían en carros. Y el Cronida promovió entre ellos funesto tumulto y dejó caer desde el éter sanguinoso rocío porque había de precipitar al Hades a muchas y valerosas almas.

    Los troyanos pusiéronse también en orden de batalla en una eminencia de la llanura, alrededor del gran Héctor, del eximio Polidamante, de Eneas, honrado como un dios por el pueblo troyano, y de los tres Antenóridas: Pólibo, el divino Agenor y el joven Acamante, que parecía un inmortal. Héctor, armado de un escudo liso, llegó con los primeros combatientes. Cual astro funesto, que unas veces brilla en el cielo y otras se oculta detrás de las pardas nubes; así Héctor, ya aparecía entre los delanteros, ya se mostraba entre los últimos, siempre dando órdenes y brillando por la armadura de bronce como el relámpago del padre Zeus, que lleva la égida.
    Como los segadores caminan en direcciones opuestas por los surcos de un campo de trigo o de cebada de un hombre opulento, y los manojos de espigas caen espesos, de la misma manera, troyanos y aqueos se acometían y mataban, sin pensar en la perniciosa fuga. Igual andaba la pelea, y como lobos se embestían. Gozábase en verlos la luctuosa Discordia, única deidad que se hallaba entre los combatientes; pues los demás dioses permanecían quietos en los hermosos palacios que se les había construido en los valles del Olimpo y todos acusaban al Cronida, el dios de las sombrías nubes, porque queria coneeder la victoria a los troyanos. Mas el padre no se cuidaba de ellos; y, sentado aparte, ufano de su gloria, contemplaba la ciudad troyana, las naves aqueas, el brillo del bronce, a los que mataban y a los que la muerte recibían..."



    "...Agamenón, que fue el primero en arrojarse a ellas, mató
    primeramente a Biánor, pastor de hombres, y después a su compañero Oileo, hábil jinete.
    Éste se había apeado del carro para sostener el encuentro, pero el Atrida le hundió en la frente la aguzada pica, que no fue detenida por el casco del duro bronce, sino que pasó a través del mismo y del hueso, conmovióle el cerebro y postró al guerrero cuando contra aquél arremetía. Después de quitarles a entrambos la coraza, Agamenón, rey de hombres, dejólos allí, con el pecho al aire, y fue a dar muerte a Iso y a Antifo, hijos bastardo y legítimo, respectivamente, de Príamo, que iban en el mismo carro. El bastardo guiaba y el ilustre Antifo combatía. En otro tiempo Aquiles, habiéndolos sorprendido en un bosque del Ida, mientras apacentaban ovejas, atólos con tiernos mimbres; y luego, pagado el rescate, los puso en libertad. Mas entonces el poderoso Agamenón Atrida le envainó a Iso la lanza en el pecho, sobre la tetilla, y a Antifo lo hirió con la espada en la oreja y lo derribó del carro. Y, al ir presuroso a quitarles las magníficas armaduras, los reconoció; pues los había visto en las veleras naves cuando Aquiles, el de los pies ligeros, se los llevó del Ida. Bien así corno un león penetra en la guarida de una ágil cierva, se echa sobre los hijuelos y despedazándolos con los fuertes dientes les quita la tierna vida, y la madre no puede socorrerlos, aunque esté cerca, porque le da un gran temblor, y atraviesa, azorada y sudorosa, selvas y espesos encinares, huyendo de la acometida de la terrible fiera; tampoco los troyanos pudieron librar a aquéllos de la muerte, porque a su vez huían delante de los argivos..."

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  14. Ah!!! se me olvidó poner mi nombre. Isis Torres.

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  15. Corrección: Encuentro gran similitud entre la batalla entre AQUEOS Y TROYANOS y la batalla descrita en el cantar de Valtario. Además, cuando se menciona que los combatientes veían a Valtario como si fuera la propia muerte ya que mataba a muchos guerreros, lo puedo comparar con la principalía de Agamenón donde sin duda alguna mata incontables troyanos.

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  16. Grissel Fajardo envió:

    Después de haber leído “El Cantar de Valtario”, y analizar específicamente el párrafo donde se nos narra el pasaje de una de las batallas, pude observar que dicho relato tiene similitud con otra lectura realizada al comienzo del primer semestre de la misma área de Occidentales; la cual estuvimos trabajando con gran auge. Tiene como nombre “La Ilíada” y fué uno de los poemas épicos de gran valor literario. Donde se nos cuenta la historia de un héroe que bajo la gran cólera que poseía por haber sido despojado de su esclava, entre otros aspectos; se enfrento a grandes batallas. Ocurriendo así diversos acontecimientos muy interesantes.

    Retomando el tema central de dicho trabajo, vuelvo a plasmar que “El Cantar de Valtario” y “La Ilíada” tienen aspectos de igual concordancia.
    Un ejemplo de ello es en “La Ilíada”, específicamente en el Canto XX, lo relaciono mucho con el pasaje de “Valtario” (Pág. 10-11) ya que en el mismo, vemos a Aquiles luchar con gran cólera, y así mismo dedicación, (furia) sin embargo desde mi punto de vista puedo decir que la gran mayoría de los cantos de la “La Ilíada” tienen que ver con ese pasaje, ya que en todos nuestro héroe se enfrenta a grandes batallas con mucho valor; y por lo mismo era el que representaba a todos aquellos soldados.
    Pues es era el jefe, precisamente quien dirigía las batallas, y en muchas de ellas vimos grandes enfrentamientos matándose unos a otros sin el menor remordimiento.

    Otra característica resaltante era la de las flechas. Púes empezaban las batallas con las mismas, con catapultas, y cualquiera de las demás armas y al agotarse las mismas culminaban debatiéndose cara a cara con las espadas.

    Culminando así despojando a los cadáveres de sus pertenencias y siguiendo la misma hasta no quedar rivales.

    Al Igual que “Valtario” muchas cosas sucedieron las cuales uno lee cuidadosamente y a su vez todas tienen o finalizan con la misma relación.

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  17. Naileth Rivero envió:

    Existe un texto que me hace recordar mucho a lo que fue esa batalla de Valtario contra esos hombres y fue la lucha que hubo en La Ilíada. A mi parecer ambos se asemejan por las imágenes de pelea que ambos presentan dejando apreciar imágenes de guerras donde hombres salen heridos a causa de las lanzas. Hombres combatiendo, en el canto IV de la Ilíada.
    473. Ayante le hirió en el pecho junto a la tetilla derecha, y la broncínea punta salió por la espalda. Cayó el guerrero en el polvo como el terso álamo nacido en la orilla de una espaciosa laguna y coronado de ramas que corta el carretero con el hierro reluciente para hacer las pinas de un hermoso carro, dejando que el tronco se seque en la ribera

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  18. Sergio Gómez publicó:

    Con respecto a la descripciòn de la batalla q està en el blog, extraìda de valtario, hay una similitud entre ésta y el inicio de la batalla de la pelìcula "300", en donde Leonidas sale al frente de sus guerreros a enfrentar a los persas, como tromba implacable, igual que valtario (disculpe el ejemplo que tomé, pero no encontré otro apropiado).
    Las imàgenes entre las dos descripciones son bastantes similares, aunque en valtario éste la gana.

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  19. Iraima Rivera comenta:

    Exaltación del héroe épico, presencia de arete: habilidad en batalla (estrategia), armas (riqueza; poder económico, político y militar. Forma parte de la sociedad privilegiada). Gracias al ate del héroe es que se puede dar muestra de sus virtudes físicas en el campo de batalla.

    “… Mientras el héroe tuvo flechas para defenderse, fue apuntando e hiriendo sin interrupción en su propia casa a los pretendientes, los cuales calan unos en pos de otros. Mas en el momento en que se le acabaron las saetas al rey, que las tiraba, arrimó el arco a un poste de la sala sólidamente construida, apoyándolo contra el lustroso muro; echóse al hombro un escudo de cuatro pieles, cubrió la robusta cabeza con un labrado yelmo cuyo penacho de crines de caballo ondeaba terriblemente en la cimera, y asió dos fuertes lanzas de broncea punta… ” La Odisea, Rapsodia XXII Matanza de los pretendientes.

    “así descienden las crueles flechas sobre uno y otro bando. Después, al agotarse las armas arrojadizas, empuñan todos las espadas, desenvainando las fulmíneas hojas y embrazando los escudos (…) Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida a quien le sale al paso y abriéndose camino con la espada (…) Finalmente Valtario hace sonar el cóncavo cuerno para reunir a sus hombres y es el primero en coronarse la frente con la festiva fronda, ciñéndose las sienes en presencia de todos con el victorioso laurel; tras él lo hacen los portaestandartes y, después de ellos, el resto de los combatientes.” Cantar de Valtario (10-11)

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  20. Iris Marchan envió:

    El Cantar de Valtario y la Odisea

    El Cantar de Valtario es una historia epica la cual encuentro muy parecida en imagenes y acciones a la Odisea de Homero, primeramente encuentro un gran parecido en la forma de ser del heroe, aunque Odiseo era en mi opinión menos "perfecto" que Valtario. El estar siempre en guerra, en defensa de su honor y tratar de hacer siempre lo correcto aunque su vida dependiera de ello, son algunas caracteristicas que tienen en común. El hecho de defender a su "amada" ya sea Penelope o Hidelgunda, defender su "tesoro" ya sea el oro o un palacio en Itaca es el parecido principal entre estos dos heroes.

    La crudeza y lo detallado de las batallas y de las muertes de los guerreros en ambas obras es muy similar, ejem:

    Odiseo:-Si te jactas de haber sido su arúspice, debiste de rogar muchas veces en el palacio que se alejara el dule instante de mi regreso, y se fuera mi esposa contigo, y te diese hijos: por tanto, no escaparás de la cruel muerte.

    Diciendo así tomó con la robusta mano la espada de Agelao, al morir arrojó al suelo, y le dio un golpe en medio de la cerviz, que la cabeza rodó por el polvo mientras Leodes hablaba todavía.

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  21. Isis Torres envía:

    La Ilíada. Canto XI Principalía de Agamenón.

    "...Cada cual mandó entonces a su auriga que tuviera dispuestos el carro y los corceles junto al foso; salieron todos a pie y armados, y levantóse inmenso viento antes que la aurora despuntara. Delante del foso ordenáronse los infantes, y a éstos siguieron de cerca los que combatían en carros. Y el Cronida promovió entre ellos funesto tumulto y dejó caer desde el éter sanguinoso rocío porque había de precipitar al Hades a muchas y valerosas almas.

    Los troyanos pusiéronse también en orden de batalla en una eminencia de la llanura, alrededor del gran Héctor, del eximio Polidamante, de Eneas, honrado como un dios por el pueblo troyano, y de los tres Antenóridas: Pólibo, el divino Agenor y el joven Acamante, que parecía un inmortal. Héctor, armado de un escudo liso, llegó con los primeros combatientes. Cual astro funesto, que unas veces brilla en el cielo y otras se oculta detrás de las pardas nubes; así Héctor, ya aparecía entre los delanteros, ya se mostraba entre los últimos, siempre dando órdenes y brillando por la armadura de bronce como el relámpago del padre Zeus, que lleva la égida.
    Como los segadores caminan en direcciones opuestas por los surcos de un campo de trigo o de cebada de un hombre opulento, y los manojos de espigas caen espesos, de la misma manera, troyanos y aqueos se acometían y mataban, sin pensar en la perniciosa fuga. Igual andaba la pelea, y como lobos se embestían. Gozábase en verlos la luctuosa Discordia, única deidad que se hallaba entre los combatientes; pues los demás dioses permanecían quietos en los hermosos palacios que se les había construido en los valles del Olimpo y todos acusaban al Cronida, el dios de las sombrías nubes, porque queria coneeder la victoria a los troyanos. Mas el padre no se cuidaba de ellos; y, sentado aparte, ufano de su gloria, contemplaba la ciudad troyana, las naves aqueas, el brillo del bronce, a los que mataban y a los que la muerte recibían..."

    "...Agamenón, que fue el primero en arrojarse a ellas, mató
    primeramente a Biánor, pastor de hombres, y después a su compañero Oileo, hábil jinete.
    Éste se había apeado del carro para sostener el encuentro, pero el Atrida le hundió en la frente la aguzada pica, que no fue detenida por el casco del duro bronce, sino que pasó a través del mismo y del hueso, conmovióle el cerebro y postró al guerrero cuando contra aquél arremetía. Después de quitarles a entrambos la coraza, Agamenón, rey de hombres, dejólos allí, con el pecho al aire, y fue a dar muerte a Iso y a Antifo, hijos bastardo y legítimo, respectivamente, de Príamo, que iban en el mismo carro. El bastardo guiaba y el ilustre Antifo combatía. En otro tiempo Aquiles, habiéndolos sorprendido en un bosque del Ida, mientras apacentaban ovejas, atólos con tiernos mimbres; y luego, pagado el rescate, los puso en libertad. Mas entonces el poderoso Agamenón Atrida le envainó a Iso la lanza en el pecho, sobre la tetilla, y a Antifo lo hirió con la espada en la oreja y lo derribó del carro. Y, al ir presuroso a quitarles las magníficas armaduras, los reconoció; pues los había visto en las veleras naves cuando Aquiles, el de los pies ligeros, se los llevó del Ida. Bien así corno un león penetra en la guarida de una ágil cierva, se echa sobre los hijuelos y despedazándolos con los fuertes dientes les quita la tierna vida, y la madre no puede socorrerlos, aunque esté cerca, porque le da un gran temblor, y atraviesa, azorada y sudorosa, selvas y espesos encinares, huyendo de la acometida de la terrible fiera; tampoco los troyanos pudieron librar a aquéllos de la muerte, porque a su vez huían delante de los argivos..."

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  22. Susan Ovalle publicó:

    En ambas obras, se exalta al héroe, mostrando su inteligencia, su valor, su fuerza y su prudencia, que además sale victorioso en las batallas por infundir cotage a sus acompañantes y temor a sus adversarios.

    "... El prudente sagaz Odiseo y los que con el se hallaban arrojaron otra vez sus agudas lanzas contra la turba de los pretendientes...Odiseo le envaina de cerca su gran picada al Damastórida. Telémaco hirió por su parte al Leócrito Evenórida con hundirle la lanza en el ijar, que el bronce traspaso enteramente; y el varón cayó de frente dando de cara contra el suelo...y los ánimos de todos los pretendientes quedaron espantados. Huían éstos por la sala como las vacas de un rebaño al cual agita el movedizo tábano en la estanción vernal..." Rapsodia XXII. Matanza de los pretendientes. La Odisea. Homero.



    "... acaba de ponerse en marcha y lo sigue todo el ejército. Después de haber estudiado a conciencia el teatro de la batalla, dispuso ordenadamente sus tropas sobre una dilatada planicie... Surge entonces de todas partes un inmenso clamos que el viento difunde, y se mezcla con él la voz horrísona de las trompetas, y las lanzas vuelan de aquí y de allá oscureciendo el cielo... Después, al agotarse las armas arrojadizas, empuñan todos las espadas, desenvainando las fulmíneas hojas y embrazando los escudos... Los enemigos al verlo sembrar tanta matanza, estaban aterrorizados, como si en él se hubiese materializado la propia muerte; y adondequiera se dirigía, ya a la derecha, ya a la izquierda, huían todos de él arrienda suelta, con los escudos a la espalda...

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  23. Comentario: Villasmil Génesis
    Dentro de marco de ideas podriamos resumir que los personajes son epicos y Las semejanzas entre Voltario en "El cantar de Voltario" y Odiseo "En el Sangriento fin de los pretendientes" cada unos de ellos tienen un objetivo de superar una serie de obstaculos para alcanzarlo, por consiguiente, los personajes se destacan por su unidad y coherencia, resaltando en ellos la inteligencia, la astucia, el riesgo y la aventura. no obstante en estas historias epicas se ponen en relieve los sentimientos humanos como el amor es un aprendizaje de la vida donde quemamos etapas, asi como el vivir de la educacion moral,el amor a las bellas acciones. Voltario Y odiseo eran unos heroes reconocidos y respetados por su valentia, visto de esta forma son una figuras ejemplares, estos personajes tenian destrezas con las armas y con la ayuda de su metis e inteligencia evidentemente le servian de ayuda para solucionar los continuos problemas a los que han de enfrentarse en cada batalla, de esta manera se puede ver en el trancurso de los pasaje en el Cantar de Volatrio y en la Odisea_rapsodia XXII "Sangriento fin de los pretendientes"

    "así descienden las crueles flechas sobre uno y otro bando. Después, al agotarse las armas arrojadizas, empuñan todos las espadas, desenvainando las fulmíneas hojas y embrazando los escudos. Chocan, en fin, las filas y se renueva la batalla. Quiébranse pechos contra pechos de caballos en el encuentro y muchos combatientes sucumben en el duro topar de los escudos. Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida a quien le sale al paso y abriéndose camino con la espada. Los enemigos, al verlo sembrar tanta matanza, estaban aterrorizados, como si él se hubiese materializado la propia muerte; y adondequiera se dirigía, ya a la derecha, ya a la izquierda, huían todos de él a rienda suelta, con los escudos a la espalda. Entonces, imitando a su caudillo, el imponente ejército de Panonia ataca con fiereza e incrementa la mortandad a fuerza de coraje, abatiendo a cuantos oponen resistencia y aniquilando a los fugitivos, hasta obtener un triunfo completo en la batalla. ( Cantar de Voltario 10-11)

    "Odiseo arma el arco da la señal a Eumeo y Filetio y estos cierran las puesrta. odiseo pasa la flecha por lo blancos y haciendole una seña con las cejas a Telemaco este se une a su padre. en ese momento odiseo se despoja de sus harapos y apunta con el arco a Antinoo y lanzando una flecha lo mata. Eurimaco le dice que no lo mateque cada unos de ellos le devolvera lo que se gastaron pero Odiseo lo rechazo y Eurimaco saco su espada para lanzarse contra el preo Odiseo le lanza una flecha y lo mata. Telemaco va por armas, la pelea se desata, Melantio llega a donde estan las armas pero es capturado por Eumeo quienes los castigan. todos los pretendientes mueren menos Femio y Medon"

    ODISEA_Rapsodia XXII "Sangriento fin de los pretendiente"

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