miércoles, 4 de marzo de 2009

Descripción de la batalla (Valtario)

Acaba de ponerse en marcha y lo sigue todo el ejército. Después de haber estudiado a conciencia el teatro de la batalla, dispuso ordenadamente sus tropas sobre una dilatada planicie. Ya se encuentran unos y otros a la distancia de un tiro de venablo, preparados para el combate. Surge entonces de todas partes un intenso clamor que el viento difunde, y se mezcla con él la voz horrísona de las trompetas, y las lanzas vuelan de aquí y de allá oscureciendo el cielo. El dardo de fresno y el de madera de cerezo se confunden en uno y brillan sus puntas en el aire como si fuesen rayos. Con la misma densidad con que la nieve cae cuando sopla el cierzo, así descienden las crueles flechas sobre uno y otro bando. Después, al agotarse las armas arrojadizas, empuñan todos las espadas, desenvainando las fulmíneas hojas y embrazando los escudos. Chocan, en fin, las filas y se renueva la batalla. Quiébranse pechos contra pechos de caballos en el encuentro y muchos combatientes sucumben en el duro topar de los escudos. Valtario, por su parte, derrocha furia en medio de sus líneas, segando la vida a quien le sale al paso y abriéndose camino con la espada. Los enemigos, al verlo sembrar tanta matanza, estaban aterrorizados, como si él se hubiese materializado la propia muerte; y adondequiera se dirigía, ya a la derecha, ya a la izquierda, huían todos de él a rienda suelta, con los escudos a la espalda. Entonces, imitando a su caudillo, el imponente ejército de Panonia ataca con fiereza e incrementa la mortandad a fuerza de coraje, abatiendo a cuantos oponen resistencia y aniquilando a los fugitivos, hasta obtener un triunfo completo en la batalla. Acto seguido, se arrojan sobre los cadáveres y los despojan por entero. Finalmente Valtario hace sonar el cóncavo cuerno para reunir a sus hombres y es el primero en coronarse la frente con la festiva fronda, ciñéndose las sienes en presencia de todos con el victorioso laurel; tras él lo hacen los portaestandartes y, después de ellos, el resto de los combatientes. (10-11)

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